Como a toda la juventud de su tiempo, a Weng Weng le gustaba la botellona cosa mala, en especial los anises de anís El Mono, bebida típicamente navideña que acompañada de un buen polvorón de la Estepa, o un alfajor de Medina Sidonia, gana en sabor y dulzura, su pelotazo es superior y traicionero.
Una vez puesto a punto, Weng Weng junto a sus amigos salía a las calles de Manila a cantar Villancicos en una Rondaña navideña, el llevaba el compás con su botella de anís y un tenedor, y cantaba cosas como: Los peces en el rio, A belen Pastores, Hacia Belen va una burra, Las muñecas de Famosa, y cienes y cienes de coplas que ambientaban las navidades de la buena gente de su pueblo, que agradecian el detalle invitando a los componentes de la rondoña a copas de licor y polvorones.
1 comentario:
Octopoooooooooooooo, que me partooooooooooooooo la caja toracica. Te superas cada vez que haces una entrada!
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